Recientes estudios revelaron que los tampones, un producto esencial para muchas personas menstruantes, contienen metales tóxicos como plomo y arsénico. Estas sustancias, incluso en pequeñas cantidades, pueden representar un riesgo significativo para la salud, especialmente dada la alta permeabilidad de la piel vaginal.
Un estudio dirigido por la Universidad de California en Berkeley y publicado en la revista Environment International encontró concentraciones de diversos metales tóxicos en tampones de varias marcas. "Es preocupante que hayamos encontrado concentraciones de todos los metales que analizamos, incluidos metales tóxicos como el arsénico y el plomo", señaló Jenni A. Shearston, investigadora principal del estudio. Esta investigación se suma a hallazgos previos que identificaron la presencia de sustancias químicas potencialmente peligrosas en productos menstruales, como PFAS y ftalatos.
Contexto de la preocupación
Las investigaciones demostraron que estos metales y sustancias químicas pueden alterar el sistema endocrino, que regula funciones vitales como el desarrollo sexual, el metabolismo y el estado de ánimo. Según la profesora adjunta de salud global y comunitaria de la Universidad George Mason, Anna Pollack, "Lo que más me preocupa son los productos menstruales que se usan dentro del cuerpo". La presencia de estos contaminantes en tampones es particularmente alarmante debido al alto potencial de absorción de la piel vaginal.
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El estudio de Berkeley, que evaluó 30 tampones de 14 marcas diferentes, encontró que los tampones orgánicos contenían niveles más altos de arsénico, mientras que los tampones no orgánicos tenían concentraciones más altas de plomo. Kathrin Schilling, coautora del estudio y profesora adjunta en la Universidad de Columbia, subrayó: "La concentración promedio de plomo en los tampones era aproximadamente 10 veces mayor que los niveles máximos permitidos en el agua potable".
Implicaciones para la salud
A pesar de estos hallazgos preocupantes, aún no se determinó si los metales pueden filtrarse de los tampones al cuerpo y, de ser así, en qué medida. "No quiero que la gente entre en pánico, pero que sea consciente de que se encontraron metales pesados en estos productos menstruales", dijo Schilling. Además, Amanda Hils, portavoz de la FDA, comentó que "planeamos evaluar el estudio de cerca y tomar todas las medidas necesarias para salvaguardar la salud de los consumidores que usan estos productos".
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Es importante destacar que los efectos de la exposición prolongada a estos metales aún no se comprenden completamente. "No existe un nivel seguro de exposición al plomo y se ha demostrado que causa problemas en la salud reproductiva en las mujeres", agregó Schilling. Por otro lado, los PFAS y ftalatos, presentes en otros productos menstruales, también se han relacionado con problemas de salud como infertilidad, cáncer y disrupción hormonal.
Medidas de precaución y recomendaciones
Ante la incertidumbre, los expertos recomiendan seguir ciertas precauciones. La FDA y fabricantes de tampones sugieren no utilizarlos durante más de ocho horas para evitar el síndrome de shock tóxico, una infección bacteriana grave. "Si puedes usar un tampón hasta ocho horas sin cambiarlo, la capacidad de absorción puede ser demasiado alta", señala la FDA. Además, se recomienda lavarse las manos antes y después de manipular los tampones y utilizar el menor nivel de absorción necesario.