Cuándo nos rompen el corazón, perdemos las ganas de muchas cosas; sin embargo, todo eso tiene una explicación científica que aquí en EXA FM te vamos a contar.
El amor y el desamor no solo son experiencias emocionales intensas, sino que también implican cambios profundos a nivel biológico.
¿Qué pasa cuándo nos enamoramos?
Cuando nos enamoramos, nuestro cerebro libera un cóctel de neurotransmisores como dopamina, serotonina, oxitocina y vasopresina. Estas sustancias generan una sensación de bienestar y euforia similar a la adicción. Gabriel Gutiérrez Ospina, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, compara el proceso de enamoramiento con un estado de adicción.
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Al comenzar una relación, el cuerpo también experimenta una respuesta de estrés crónico. El aumento de cortisol y catecolaminas puede causar cambios en la respiración, frecuencia cardíaca y sudoración, lo que se conoce comúnmente como "mariposas en el estómago". Este estado fisiológico refuerza la idea de estar enamorado, pero también puede generar inseguridad y ansiedad, especialmente en personas con estructuras de apego ansioso o evitativo formadas en la infancia. Cuando una relación se consolida, la ansiedad disminuye, aunque según expertos algunas personas continúan experimentando inseguridad.
¿Qué le pasa al cerebro cuando pasamos por una ruptura amorosa?
Gutiérrez comenta que cuando una relación termina, los niveles de las sustancias mencionadas disminuyen drásticamente, lo que puede llevar a la depresión y al malestar general. Además, la sensación afecta tanto al sistema endocrino como al nervioso, generando síntomas como ansiedad y pánico.
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El psicólogo de la UNAM revela que la disminución de neurotransmisores asociados al placer y el aumento del cortisol pueden llevar a una depresión profunda, con síntomas físicos y emocionales. Además, durante la respuesta al estrés post-ruptura, se elevan ciertas citocinas pro-inflamatorias, lo que deprime el sistema inmunológico y nos hace más susceptibles a infecciones.
El miedo a la soledad y al fracaso social también agrava el dolor de una ruptura. Muchas personas se descalifican a sí mismas pensando que no encontrarán otra pareja, lo que afecta negativamente su autoestima. Por ello, es fundamental buscar apoyo psicológico tras una ruptura. Un psicólogo puede ayudar a entender el tipo de vínculo que se tenía y a modificar el apego para que futuras relaciones no se basen en carencias emocionales, haciendo que las rupturas sean menos dolorosas.
El amor y el desamor son procesos que afectan profundamente tanto al cerebro como al cuerpo. Entender la ciencia detrás de estos fenómenos puede ayudarnos a manejarlos mejor y a buscar el apoyo necesario para superarlos.