Se dice que una persona saludable debería defecar entre tres veces al día y tres veces a la semana, según un estudio publicado en la Revista Escandinava de Gastroenterología en 2010. Este rango tan amplio se debe a las variaciones normales en el tránsito intestinal de cada individuo. Es decir, no hay una cantidad precisa de veces para ir al baño que determine que una persona es estreñida o no, pero sí que debería ser entre 3 veces al día, y 3 veces a la semana. Más veces o menos, de ese rango, es indicador de que algo no anda bien.
La frecuencia con la que defecamos puede ser un indicador importante de nuestra salud digestiva y, en última instancia, de nuestra esperanza de vida. Además de la frecuencia, la consistencia de las heces es crucial. La Bristol Stool Form Scale (BSFS) clasifica las heces en siete tipos distintos:
- Tipo 1: consiste en heces separadas y duras, como nueces, que indican estreñimiento severo.
- Tipo 2: son heces en forma de salchicha, pero grumosas, también asociadas con estreñimiento.
- Tipo 3: se presenta como una salchicha con grietas en la superficie
- Tipo 4: son heces suaves y en forma de salchicha o serpiente, consideradas ideales.
- Tipo 5: son fragmentos suaves con bordes claros, un signo de una falta leve de fibra.
- Tipo 6: heces blandas con bordes irregulares, indicador de diarrea leve
- Tipo 7: son heces líquidas sin piezas sólidas, indicador de diarrea.
Importancia de la frecuencia con la que vas al baño
El estreñimiento se define generalmente como la defecación menos de tres veces por semana. El estreñimiento crónico está relacionado con varias enfermedades como el síndrome del intestino irritable (SII), enfermedades del colon e incluso con un mayor riesgo de cáncer colorrectal. La retención prolongada de heces puede causar una acumulación de toxinas en el cuerpo, llevando a inflamación y otros problemas de salud.
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Pero ningún extremo es bueno, e ir más de tres veces al día se considera “tener diarrea”. La diarrea frecuente puede ser un síntoma de enfermedades infecciosas como la gastroenteritis, así como de condiciones crónicas como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa. La diarrea prolongada también puede conducir a la deshidratación y a un desequilibrio de electrolitos, lo que puede ser peligroso si no se trata adecuadamente.
Salud mental e intestinos
La salud mental juega un papel importante en la regularidad intestinal. El estrés y la ansiedad pueden afectar el funcionamiento del intestino, contribuyendo tanto al estreñimiento como a la diarrea. El eje intestino-cerebro es una vía de comunicación bidireccional entre el sistema nervioso central y el tracto gastrointestinal, y se ha demostrado que las emociones y el estrés pueden alterar esta comunicación, afectando la motilidad intestinal.
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Prestar atención a la frecuencia y consistencia de las deposiciones es esencial para mantener una buena salud. Si experimentas cambios significativos en tus hábitos intestinales, es importante consultar a un profesional de la salud para descartar posibles afecciones subyacentes y mantener una vida saludable y prolongada.