El romero, conocido científicamente como Rosmarinus officinalis, es una hierba popular por sus múltiples usos culinarios, medicinales y hasta cosméticos. Originaria del Mediterráneo, Asia Occidental y partes de África, esta planta puede llegar a medir hasta dos metros de altura y es un componente esencial en cualquier huerta hogareña. Sin embargo, mantenerla saludable puede ser un desafío si no se conocen sus necesidades específicas.
El principal problema al que se enfrentan los cultivadores de romero es que la planta tiende a secarse. Esto sucede debido a que no tolera suelos excesivamente húmedos. El exceso de riego provoca que se pudran las raíces y se produzcan hongos dañinos. Para evitar esto, la tierra debe estar seca para volver a regarla.
Además del riego excesivo, la ubicación y el drenaje son cruciales para el crecimiento del romero. Por su origen en climas mediterráneos, el romero requiere ambientes con mucho sol y poca agua. Si decides cultivarlo en una maceta, es fundamental ubicarla en el exterior donde reciba entre seis a diez horas de sol directo. Si el invierno trae heladas intensas, es recomendable mantenerla en el interior, pero asegurando que esté bien aireada.
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Consejos prácticos para que la planta del romero crezca rápido y de forma saludable
Si bien el romero es una especie que no necesita de una poda, sí es necesarios aplicar algunas técnicas para que esta aromática crezca rápido y fuerte.
Drenaje adecuado: Asegúrate de que el agua drene completamente para evitar que las raíces se pudran. Si lo plantas en una maceta, elige una con suficientes orificios de drenaje. En tierra, selecciona una zona elevada para que el agua no se estanque.
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Riego controlado: No riegues con demasiada frecuencia. Comprueba la humedad incluso de las capas inferiores de la tierra antes de regar nuevamente. Para esto puedes introducir un palo en la tierra, si al sacarlo no tiene tierra húmeda adherida, es porque necesita un riego. Siempre moderado.
Poda regular: Aunque el romero no necesita ser podado con frecuencia, eliminar las ramas muertas o dañadas y despejar el exceso de hojas ayudará a prevenir la humedad estancada y promoverá un crecimiento más vigoroso.
Para aquellos que prefieren cultivar romero en macetas, se recomienda usar recipientes grandes de al menos 30 centímetros de diámetro, preferiblemente de terracota. Evita colocar un plato debajo de la maceta para evitar la acumulación de humedad.
Desde el canal de YouTube Cosas del Jardín sugieren una mezcla específica para el sustrato: una parte de turba, otra de perlita y otra de humus de lombriz o compost. “Esta mezcla forma el sustrato ideal para el romero. De esta forma, al añadir materia orgánica, también se mejora el drenaje”, explican. Además, abonar la planta a finales del invierno y principios de la primavera puede favorecer su crecimiento, aunque el romero no es muy exigente en cuanto a nutrientes. Durante el invierno, protege las macetas con lonas o sábanas para evitar daños por el frío.
Siguiendo estos sencillos consejos, tus plantas de romero no solo evitarán secarse, sino que prosperarán, brindando sus beneficios culinarios y medicinales en tu hogar.