La muerte de Octavio Ocaña continúa siendo todo un misterio, pues el actor perdió la vida en una delicada persecución. Por lo que su familia y hermanas no han dejado de honrarlo con nichos o altares; sin embargo, sus esfuerzos por recordar a su hermano se han visto interrumpidos y en este caso vandalizado.
A tres años de su partida, su hermana Bertha Ocaña acudió a su altar, donde el joven perdió la vida, para conmemorarlo con una ceremonia de fuego y una ofrenda. Al llegar se dio cuenta de que el altar presentaba signos de vandalismo.
Esta no es la primera vez que el nicho de Octavio Ocaña es vandalizado, por lo que su familia considera que ya no vale la pena volver a reconstruir todo lo que ya han puesto y solo visitarán el lugar en fechas especiales.
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Vandalizan altar de Octavio Ocaña
Bertha Ocaña confesó que es un desgaste terrible tener que visitar el nicho de su hermano y encontrarlo destruido. Sentenció que el lugar fue realizado con concreto para evitar este tipo de cosas y siguen sucediendo. Asegura que sabe perfecto quienes podrían ser los encargados de hacer dicho mal:
"Siempre he tenido presente que hay personas que están detrás de lo que pasó. Sigo insistiendo que esta familia del policía. Se atrevieron a amenazar a mi mamá. No dudo que hagan cosas para dañar", expresó Bertha para un famoso medio.
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¿Dónde se encuentra ubicado el altar a Octavio Ocaña?
Cabe destacar que el altar se encuentra en el lugar donde el actor perdió la vida en Cuautitlán Izcalli. Su nicho tenía una cruz con su nombre y la fecha en la que fue asesinado, además de una frase bíblica. La cruz se la han llevado dos veces, mientras que es la primera vez que rompen el techo del nicho.
Esto ha sido detonante de que la familia ya no quiera recuperar el nicho de Octavio Ocaña:
"Lo más seguro es que ya dejemos así el nicho. No tiene caso que le volvamos a poner más cosas. ¡Lo que quiero es que se respete! Mi familia y yo hemos decidido que solo vendremos a visitar el nicho en días especiales", sentenció.
La familia de Octavio Ocaña tiene la idea de solo visitar el nicho en su aniversario luctuoso, su cumpleaños o el Día de Muertos, para evitarse la pena de ver el altar destrozado, nuevamente.