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Valentín Elizalde: de abogado a "Lobo Domesticado"

El famoso cantante no solo tenía una exitosa carrera en la música, también manejaba una licenciatura en derecho.

Valentín Elizalde: de abogado a 'Lobo Domesticado'
Valentín Elizalde: de abogado a "Lobo Domesticado".Valentín Elizalde: de abogado a "Lobo Domesticado"Créditos: Foto Especial
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Valentín Elizalde, conocido como "El Gallo de Oro", trascendió fronteras y generaciones como un talentoso cantante de música regional mexicana.  Nacido en Jitonhueca, Sonora, en 1979, Valentín logró consolidarse como uno de los consentidos del público gracias a su peculiar tono de voz.

Obtuvo una gran trayectoria musical, lanzando 8 álbumes con grandes éxitos como “Vete Ya”, “Como me duele”, "Volveré a amar” y “Lobo domesticado”. 

“El Gallo de Oro” perdió la vida a causa de varios impactos de bala, cuando salía de uno de sus conciertos en la feria en Reynosa, Tamaulipas, el 25 de noviembre del 2006. A 17 años de su muerte, Valentín aún es recordado por sus fieles seguidores que siguen cantando sus grandes canciones. 

 

Valentín Elizalde - Foto Especial 

 

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Valentín Elizalde era abogado

 

Valentín, no solo era un grande de la música regional, también estudió en la Universidad de Sonora, la carrera de derecho y obtuvo después de 5 años el título como abogado penalista.

 

Sin embargo, el cantante nunca ejerció su carrera, pero su familia ha expresado en varias ocasiones su admiración por lograr tan anhelado éxito, incluso lo han felicitado en el Día del Abogado. 

 

‘El vale’ demostró que su verdadero terreno de acción era el escenario, donde se transformaba de estudiante de leyes a lobo domesticado de la música.

 

 

Valentín Elizalde - Foto Especial 

 

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Elizalde cautivó al público con sus temas, demostrando que su pasión y habilidades estaban en el mundo de la interpretación musical. Aunque el título de abogado adornaba su currículum, su destino lo guio hacia una exitosa carrera artística.

 

A pesar de que Valentín Elizalde no se convirtió en abogado en el sentido convencional, su legado perdura como un testimonio de que, a veces, la verdadera vocación puede encontrarse en los acordes de una canción, más que en las leyes de un tribunal.